El
guepardo (
Acinonyx jubatus), es un miembro atípico de la familia de los félidos. Es el único representante del género
Acinonyx. Caza gracias a su vista y a su gran velocidad. Es el animal terrestre más veloz, alcanzando una velocidad punta entre 95 y 115 km/h en carreras cortas de un máximo de 400 a 500 metros.
Las hembras pueden tener hasta cinco cachorros por camada. Su presa fundamental es la gacela.
Descripción
Es un felino de gran tamaño, mide entre 110 y 150 cm de longitud, más de 55 a 80 cm de la cola.
Su altura a la cruz es de 74 a 90 cm y pesa entre 35 y 60 kg, siendo los machos ligeramente de mayor tamaño que las hembras.
El guepardo posee una anatomía especializada para la carrera. Posee el mayor corazón en proporción a su tamaño de todos los felinos.
Esto le permite bombear la sangre con más fuerza hacia todo su cuerpo. Sus pulmones y fosas nasales son muy amplias para absorber más oxígeno,
una cola larga que puede alcanzar la mitad de la longitud de su cuerpo
que le da estabilidad en la persecución. Sus garras no son retráctiles
como las de los demás félidos, esta característica mejora su tracción en altas velocidades.
Cuando nace, la cría no tiene manchas.
El guepardo es el animal terrestre más veloz del mundo, corre a una velocidad máxima de entre 95 y 115 km/h (Puede alcanzar los 92 km/h en sólo 2 segundos),
si no alcanza a su presa en menos de unos 400 metros abandona la persecución.
Estilo de vida
Hace aproximadamente diez mil años, el guepardo estuvo a punto de
extinguirse, víctima de su propia incapacidad para defender las presas
que obtiene, e incluso a sus propias crías. Según los estudios genéticos
más recientes, su reproducción en aquella época se produjo desde un
grupo muy reducido, lo que en la actualidad les concede a todos un mapa
genético muy parecido.
Acostumbrado a que los carroñeros de mayor envergadura o fuerza (como la hiena, el babuino o incluso el león o el leopardo)
le roben las piezas que caza, el guepardo se ha habituado a cazar en
las horas centrales del día, cuando los otros depredadores duermen. Su
estructura física adaptada a la velocidad limita su capacidad de lucha y
defensa, ya que su cuerpo esbelto y fino a expensas de la musculatura
potente y la fuerza en sus zarpas lo limitan al momento de enfrentarse
con un oponente con dotes más defensivas. Así, es probable que el
guepardo sufra una fatal derrota. Por este motivo se retira antes de que
suceda y de este modo evitar ser dañado.
La hora en que caza evita también la presencia de los turistas, que,
en otros momentos menos calurosos del día, suelen estorbar con su
curiosidad en el momento decisivo de la caza. El calor hará más corta su
carrera, y luego todavía tendrá que arrastrar la presa hasta un
escondite a la sombra donde quede a salvo de los demás.
Tiende a padecer estrés, así que en los zoológicos
se aleja de los visitantes a las madres con crías y suelen mantenerse
separados los machos y las hembras hasta el tiempo del celo.
Tiene una vista privilegiada, que aprovecha para observar a sus
víctimas desde la distancia, tumbado en un promontorio o subiéndose a un
árbol. Es paciente y tranquilo; sabe escoger su presa y esperar el
momento adecuado.
El guepardo no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como
el león cuando está hambriento, desperdician energías corriendo sin
mucho tino detrás de las presas. El guepardo, en cambio, espera. Y
cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de las
ocasiones. Su efectividad se ha estimado en un 60%, frente a poco más
del 25% que consigue el león. El guepardo logra entre 150 y 300 presas anuales, frente a las 30 o 40 que consigue el león.
A diferencia del resto de los felinos, sus uñas no son retráctiles
sino que le sirven para aumentar la tracción. Puede alcanzar velocidades
de hasta 115 kilómetros por hora, pero durante su formidable carrera no
puede mantener esta velocidad más de 500 m.
Se han verificado velocidades en los guepardos de más de 114 kilómetros
por hora, pero en casos muy aislados. La velocidad media del guepardo
oscila entre los 98 y los 108 kilómetros por hora.
Suele cazar a las gacelas y los impalas, aunque también devora a las crías de otros mamíferos, especialmente de ñu y cebra.
Escoge la táctica de caza en función del terreno y la situación. Si
el terreno le permite acercarse sigilosamente, pondrá en práctica toda
su habilidad de felino para atacar desde lo más cerca posible, y
aprovechar luego la desbandada para lanzarse sobre la víctima más
cercana ignorando al resto.
Cuando el terreno es demasiado regular, estudiará la situación desde
lejos esperando que algún adulto se retrase o buscando un ejemplar más
vulnerable que el resto. Si no tiene más remedio, también puede comenzar
la carrera desde lejos, manteniendo una carrera de fondo que separe del
grupo a alguna hembra en gestación o a alguna cría a la que atacará
enseguida.
Reproducción
Los guepardos son polígamos.
Terminada la cría de su anterior camada, la hembra buscará uno o varios
machos que la fecunden, y dará a luz una camada de entre dos y cuatro
crías después de un periodo de gestación de tres meses.
Las crías suelen pesar unos 300 g,
y atraen también la curiosidad de los safaris fotográficos, reuniendo
en ocasiones hasta quince grupos de personas. Esta intrusión es molesta,
pero constituye una alternativa económica a la caza furtiva o al
tráfico de animales.
Tan pronto como la noche se lo permita, la madre trasladará a los
pequeños de lugar, poniéndolos a salvo de otros depredadores como los
leones, los leopardos, las hienas y otros felinos. Si descubren la
camada cuando la madre está cazando, no tendrán ningún problema en
incorporar los pequeños a su dieta del día.
Los cachorros no serán capaces de seguir a la madre hasta las cuatro
semanas de edad. Los otros animales, el frío y el hambre hacen estragos
entre ellos antes de cumplir los tres meses. Solo tres de cada diez
sobrevivirán a este periodo.
La hembra se ocupa de los cachorros sin que el macho la ayude en
ningún momento. Para enseñarles a cazar suele capturar vivas algunas
crías de gacela que luego les ofrece para despertar su instinto de
cazadores. A los diez meses, los pequeños ya pueden cazar algunas piezas
pequeñas.
Al cumplir un año y medio, la camada pierde todo contacto con la
madre, pero siguen juntos hasta el primer celo. Entonces las hembras se
separan e inician su solitaria vida. Los machos, en cambio, permanecerán
juntos para cazar en equipo animales de mayor tamaño, como gacelas y
ñus.
Si alguno de los hermanos sufre una lesión que le impida correr, es
inmediatamente expulsado del grupo. Las hembras en cambio son prácticas:
cazando crías de gacela logran la mayor efectividad con menor riesgo.
Vocalización
El guepardo no puede rugir, a diferencia de las especies del género
Panthera,
en cambio emite un sonido agudo muy parecido al de algunas aves para
hacer posible el encuentro con otros guepardos o con las crías en el
caso de una hembra tras la caza.
Importancia económica
La piel de guepardo era considerada como un símbolo de estatus. Hoy, los guepardos tienen una importancia económica creciente para el ecoturismo
y también son encontrados en zoológicos. Son mucho menos agresivos que
otros felinos grandes y pueden ser domesticados, por lo que los
cachorros a veces son vendidos como animales domésticos.
Los guepardos eran anteriormente, y son a veces todavía, cazados porque muchos agricultores creen que ellos se comen al ganado.
Cuando la especie pasó a estar amenazada; numerosas campañas fueron
lanzadas para tratar de educar a agricultores y animarlos a conservar al
guepardo. Pruebas recientes han mostrado que los guepardos no atacarán y
comerán al ganado, si ellos pueden evitarlo, ya que prefieren sus
presas salvajes. Sin embargo, no tienen ningún problema con incluir
tierras de labranza como parte de su territorio, llevando a que se
produzcan conflictos.
Los egipcios antiguos comúnmente los conservaban como mascotas, y
también eran entrenados para cazar. Los guepardos serían llevados a los
campos de caza, vendados y encapuchados, y serían sostenidos con correas
mientras los perros ponían en retirada a su presa. Cuando la presa
estaba lo suficientemente cerca, los guepardos serían liberados y las
vendas retiradas. Esta tradición llegó a los antiguos persas y luego a India.
Subespecies
Guepardo real
Durante un tiempo se clasificó erróneamente al guepardo real como
Acinonyx rex, cuando en realidad se trata de una mutación que hace que las manchas de su pelaje confluyan en bandas longitudinales y curvas, por lo tanto el nombre científico
Acinonyx rex no es válido.El gen recesivo debe ser heredado de ambos padres para que la característica se manifieste, siendo una de las razones por las que es tan raro.
Samuel Cepas Torralbo y Sebastián Torres López 4º B